¡Ay, Rio!

¡Qué lindo que es Rio! Con la jungla en medio de la ciudad, con ese mar precioso, con tantos cerros que repentinemente surgen de la tierra. Y mi amor, mostrándome su ciudad...

Subimos en el teleférico al Pan de Azúcar y vimos la puesta de sol.



También fuimos al Jardín Botánico, y vimos una ardillita brasileña. Ese día se me olvidó la cámara, pero le sacamos fotos con el celular.



No se ve muy claramente pero en google images uno la puede encontrar, se llama esquilo brasileiro o serelepe.



Quería ver micos, pero se escondieron de mí, excepto Mico, en la foto, que vino conmigo a Chile de visita.

Lost...

Bueno, sí, yo veía Lost (en pasado porque vi hasta el último capítulo de la segunda temporada, ¡y maldita sea que todavía no se van de esa isla!) . Pero esto se trata de estar perdida (o) en la vida real. Porque a cualquiera le ha pasado alguna vez que se desorienta, no encuentra su camino, la manera de llegar a su destino. Pero existe un método para evitarlo, y aunque perdiéndose a veces uno se encuentra a sí mismo, yo prefiero aprovechar mi tiempo en esto que perder tiempo dándome vueltas en el mismo lugar. Este método es aprovechar la experiencia ajena, pues si otro estuvo perdido antes que tú por donde tú vas, no tiene por qué pasarte a ti.



¡Sí, Señor!, con lluvia, sol, hambre o compulsión a comprar, yo estudio los mapas antes de caminar. ¿Será que eso me define?